Aunque los hospitales inteligentes parecen cosa del futuro, lo cierto es que ya son una realidad. Gracias a la tecnología, la atención a los pacientes se vuelve mucho más eficiente, lo que hace el trabajo de los facultativos más sencillo y promueve una recuperación más rápida de quien padece una enfermedad o una lesión.
La implementación de la tecnología en hospitales y centros de salud puede parecer ciencia ficción, pero, en la práctica, resulta más sencilla de lo que se suele creer.
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Asistencia hospitalaria digital
Los smarts hospitals que ya están en marcha le sacan todo el partido posible a las últimas tecnologías digitales con el fin de mejorar la asistencia y minimizar los riesgos.
Un buen ejemplo es latelemedicina. A través de algo tan sencillo y tan habitual hoy en día como una videollamada, el facultativo puede hacer una primera evaluación del paciente y determinar si necesita verlo personalmente para hacer un diagnóstico.
Este sistema también permite hacer un seguimiento de los pacientes con enfermedades crónicas y de aquellos que han pasado por quirófano sin necesidad de que estos tengan que desplazarse hasta su centro de atención primaria o al hospital.
Otro caso de tecnología aplicada al campo de la medicina son las smart pills. Unas pequeñas píldoras que el paciente puede ingerir con un poco de agua y que permiten obtener imágenes de su sistema digestivo. Sin duda, una alternativa mucho menos invasiva que la gastroscopia o la colonoscopia.
Aunque, sin lugar a dudas, la gran revolución en los hospitales inteligentes son los robots de telecirugía, que permiten realizar intervenciones quirúrgicas de alta precisión. Además, estos dispositivos pueden ser controlados por médicos que no se encuentran físicamente en el mismo hospital que el paciente.
El resultado de toda esta tecnología es una atención mucho más eficiente y personalizada para los usuarios de los servicios de salud.
Ejemplo de escenario
La mejor forma de entender cómo funcionan los hospitales inteligentes es con un ejemplo:
María es una mujer de 70 años de edad con un fuerte caso de osteoporosis, y su especialista ha decidido que es buena opción ponerle una prótesis de cadera para aliviar sus dolores.
El día previsto para la intervención, María pasa por el mostrador de recepción y ahí se le asigna una pulsera inteligente. Esta monitoriza de forma automática sus constantes vitales, e incluso le aporta información sobre cómo llegar a su habitación.
Antes de la operación, se ha imprimido para esta paciente una prótesis de cadera en 3D que es biocompatible y resistente.
Cuando María llega al quirófano, sobre la mesa de operaciones observa un gran robot cirujano que será el encargado de llevar el peso de su operación. Este estará manejado por el prestigioso doctor Olot, uno de los mayores expertos en prótesis de cadera de España, que no se encuentra en el mismo hospital que la paciente, sino en otra comunidad autónoma. Con ayuda del robot, de la tecnología 5G y de la Realidad Aumentada, el cirujano llevará a cabo la operación de forma remota.
Finalizada la operación, la paciente pasará a una cama que cuenta con un completo sistema de monitorización y le facilita también ponerse en contacto con enfermería, de manera que no necesitará tener a un familiar cuidándola en el hospital las 24 horas.
Tras irse a casa para continuar su recuperación, María pasará consulta con su especialista a través de videoconferencia. Para asegurarse de que nada va mal, los especialistas pueden usar apps para médicos que les reportan información en tiempo real sobre el estado de sus pacientes.
Ventajas de los hospitales inteligentes
La tecnología se está convirtiendo en la mejor aliada posible para los profesionales sanitarios, porque les permite dar una atención más personalizada a cada paciente.
La monitorización constante de las variables a través de nuevas tecnologías como las pulseras inteligentes permite mejorar la calidad asistencial. Sin necesidad de pasar por la habitación, el personal sanitario puede saber si un paciente tiene fiebre o le ha subido la tensión.
Toda esta información se vuelca directamente en el historial clínico del paciente, para que quede constancia de cómo va avanzando.
El resultado es que la comunicación entre los profesionales y los pacientes mejora, porque el especialista puede saber si algo va mal incluso antes de hablar con el enfermo. A la vez, se reduce el error humano y también se ahorra en costes asociados.
Lo que se consigue es, en definitiva, mejorar la experiencia del paciente a través de una asistencia de calidad y una mayor eficiencia operacional.
Implementación
El camino hacia los hospitales inteligentes acaba de comenzar. De momento se está trabajando especialmente en la optimización y automatización de procesos a través del Internet de las Cosas. Con esto lo que se busca es conseguir la conexión de diferentes dispositivos que sirven para monitorizar y controlar las variables asistenciales, y que toda esa información quede recogida en la nube.
Según los datos del estudio Future of Smart Hospitals, en 2025 un 10 % de los centros hospitalarios a nivel mundial estarán inmersos en esta transformación digital. Según este informe, hay cuatro grandes áreas de trabajo para mejorar la eficiencia y la calidad hospitalaria:
- Automatización de los servicios farmacéuticos.
- Seguimiento de activos para una mejor gestión de los recursos.
- Análisis de datos para la toma de decisiones.
- Cloud computing para gestionar la información y garantizar su seguridad.
La implementación de la tecnología también supone asumir una serie de desafíos. Entre los más importantes destacan la interoperabilidad de los diferentes sistemas, áreas y fases asistenciales para conseguir una buena coordinación, y la ciberseguridad de datos que están calificados como especialmente sensibles.
Los hospitales inteligentes suponen un gran reto, pero van a marcar un antes y un después en la calidad de la atención médica. Si quieres implementar la tecnología en tu centro, ponte en contacto con nosotros para conocer nuestras soluciones.